sábado, 26 de noviembre de 2011

Historia Del Azufre

A éste elemento químico, se le conoce de su existencia desde el tiempo de la prehistoria, e incluso se nombra en La Biblia y otros escritos antiguos, aunque éste era empleado mucho antes por los egipcios como fumigatorio en sus templos. Su nombre procede del latín sulphurusado por los romanos para designarlo, aunque también es llamado “piedra inflamable”. Este se encontraba en numerosos lugares de las Costas del Mar Mediterráneo, lo cual no pudo dejar de llamar la atención en los pueblos antiguos, es decir los pueblos romanos y los pueblos griegos. Los griegos usaban éste elemento en el culto de Hefaistos, Dios de los infiernos (Vulcano de los latinos). En el antepenúltimo canto de la Odisea, Homero hace referencia a él con el nombre de THEION, como un objeto del culto a la divinidad. Herodoto habla de THIMAMA, que es un perfume que se quema al igual que THIMIATÓS. Como podemos comprender el nombre griego del azufre estaba completamente vinculado a su uso como ofrenda a los dioses en los templos, o también como perfume sagrado.
Por motivo de su inflamabilidad, los alquimistas creyeron que el azufre era esencial en la combustión, en cambio los griegos y los romanos lo usaban en La Medicina para blanquear las telas con los vapores que desprendía éste.
Las erupciones volcánicas que se presentaban arrastraban consigo, invariablemente, enormes cantidades de azufre; el olor del gas sulfuroso y el ácido sulfhídrico se consideraban síntomas de la actividad del Dios subterráneo Vulcano. Los limpios y transparentes cristales de azufre en los grandes yacimientos de Sicilia fueron ya advertidos muchos siglos antes de nuestra era. De manera especial llamo la atención la capacidad que tenía ésta piedra de desprender gases tóxicos. Precisamente ésta cualidad que posee el Azufre llamo la atención de los investigadores de aquella época, considerándose en aquel tiempo uno de los elementos fundamentales del mundo.
Por eso no es sorprendente que el azufre jugase un papel tan excepcional en las ideas de los antiguos naturalistas y especialmente de los alquimistas, en la descripción de los procesos de actividad volcánica o de formación de cordilleras y vetas rocosas.
El azufre, como creían los alquimistas, poseía al mismo tiempo la propiedad enigmática de producir nuevas sustancias al arder, por lo cual se le consideraba como el componente que faltaba para la piedra filosofal, que tan infructuosamente trataban de hallar para poder obtener oro artificial.
La noción del extraordinario papel que desempeña el azufre en la naturaleza fue expuesta maravillosamente en el célebre tratado del sabio ruso Lomonósov sobre las capas terrestres, en el año 1763. Después a finales de la década de 1770, el francés Antonie Laurent Lavoisier unos de los mejores químicos de la época, convenció a la comunidad científica de que el azufre no era un compuesto sino un elemento químico.

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